26 jun 2015

45-15. SUCA Y TRES MARÍAS POR AÑISCLO Y VASONES. 24-6-2015.

Arista Norte de la Suca desde el Collado de Añisclo.

Barrera de Plana Canal, Refugio San Vicenda, Barranco de Añisclo, Fuen Blanca, Collado de Añisclo, Arista Norte, Suca, Zuqueta Punchuda, Zuqueta Roncha, Zuqueta Plana, Collado Monesma, Cuello Viceto y Tozal de Vasones.

24-06-2015.

Salida 08:30 h. Llegada 18 h.

Mixto.

Bastante fácil.

Ascensión.

Juan Castejón, Rosa Mª. Martínez y Mariano Javierre.

Mapa de la Suca procedente de Iberpix. Vía en amarillo.

            Ya ni sé el tiempo que hace que me propusiera ascender  la Suca desde el Collado de Añisclo por su arista norte. Incluso aquella mañana  del 2001 las nieblas nos impidieron tomarla de descenso para conocerla: estábamos dispuestos a chupárnosla de bajada y de subida a continuación.

            Hoy 24 de Junio de 2015 nos vamos a por ella sabiendo que la ronda no saldrá barata.

            A las siete nos echamos a la carretera y en Ainsa, tras comprobar que nuestros intereses puntuales están cerrados,  continuamos  hasta Puértolas y luego por la pista hasta Plana Canal, la barrera ya no nos permite proseguir hasta San Vicenda como en tiempos.

Tres Serols desde Plana Canal.

            Estamos a 1750 metros de altitud, en la entrada más oriental del Parque Nacional de Ordesa y con pequeñas mochilas nos echamos a la pista cuando son las ocho y media de una mañana deliciosamente soleada pero con tendencia a evolucionar.

            Pasamos junto al refugio de Plana Canal en el que pasaremos la noche pues está muy limpio y proseguimos pista adelante con sube y bajas y entrantes diversos hasta que alcanzamos la Fuente de San Vicenda  y poco después la cabaña del mismo nombre.

Hacia el Barranco de Añisclo.

            Ya orientados al norte  y prácticamente de llano dejamos a nuestra derecha el Camino a Cuello Viceto y nos dirigimos en busca de las paredes de la Orilla Izquierda del Rio Bellos.

En las Paredes de Añisclo.

            Sobre los 1700 metros de altitud, son las nueve y media, un cartel del parque  nos indica el inicio del camino que se derrumba pared abajo. Se trata de un inimaginable camino para el que no lo conozca y que debió ser utilizado por cazadores al objeto de bajar al fondo del Cañón de Añisclo. En la actualidad cuenta con algún tramo de estrechas escalinatas encementadas y de faja en faja se va pared abajo entre cumplido sotobosque de boj. Se alarga más de lo esperado incluso para el que lo conoce y terminará por bajar al rededor de 200 metros hasta el punto en el que coincide con el camino que sube desde San Urbez al Collado de Añisclo por el fondo del cañón.

Hay que bajar hasta el Lecho del Bellos.

            Enseguida alcanzamos la orilla del río y tomamos de nuevo dirección norte para seguir un irregular camino bien balizado de rojo y blanco que nos acerca al Barranco de la Fuen Blanca.

El Mallo Oscuro y la Fuen Blanca.

            Hemos salido por encima del Estrecho y ahora el praderío rellena la amplitud del fondo del cañón  desde el que contemplamos las  espléndidas las Cascadas del Barranco de la Fuen Blanca y la Fuen Blanca que nace de las Paredes del Mallo Oscuro y que baja esplendorosa. Van a ser las diez y media.

            Nosotros continuamos por la orilla izquierda del barranco siguiendo un transitado camino que  nos va a permitir superar los sucesivos resaltes que conforman el valle mientras nos muestra las pequeñas cascadas que solucionan el descenso del agua por los resaltes.

            El camino medianamente erguido se da sus vueltas para mitigar el ascenso y nos deposita en las inmediaciones de una de las cascadas superiores junto a la que nos sentamos a echar un bocado. Estaremos sobre los 2150 metros de altitud.

            La mañana está muy cálida, nos hemos pegado una buena sudada y las nubes van creciendo, agarrándose a las puntas del circo más deprisa de lo que esperábamos. Consecuentemente, no perdemos demasiado tiempo con el tema y veinte minutos después continuamos con el GR 11 que nos debe de conducir al Collado de Añisclo siempre en dirección norte ascendiendo.

Hacia la Zona este del Collado de Añisclo.

            Alcanzamos un rellano un poco más dilatado, sorprendemos a un par de rebecos que han pastado el fresco praderío del rellano y abandonando el camino nos vamos en dirección nordeste para acceder al collado en su parte más oriental transitando bajo las paredes de la Suca sobre las que se apelmazan las nieblas.

            Hay un amplio corredor descompuesto y relleno de calizas claras que no tocaremos hasta alcanzar su zona superior bajo el collado y que nos ofrece una orilla derecha amable escalonada y tachonada de manchas de verdura por la que ascenderemos con cierta comodidad no exenta de esfuerzo pues el desnivel que salvamos lo requiere.

            Finalmente alcanzamos las pedrizas claras con mucha y abundante roca madre que visten el Collado de Añisclo y entre nieblas nos situamos en el extremo este del Collado de Añisclo. Estaremos sobre los 2500 metros de altitud.

            El norte está más limpio que el sur de dónde venimos, fotografiamos el Circo de La Larry, contemplamos el Valle de Pineta soleado intermitentemente y tomamos un poco marcado camino con alguna cita que inicia la Arista Norte de la Suca cuando son las doce y aquí queríamos llegar.

Faja Herbosa en la Norte de la Suca.

            Una primera pared nos invita a marcharnos al este para superarla pero yo prefiero volver a la arista y allí encontramos las citas. Es el momento en el que el camino inicia el tránsito de una serie de fajas ascendentes, siempre en la vertiente oeste de la misma y que nos va a propiciar un fácil paso sobre los murallones que conforman la cara oeste del pico.

La Norte de la Suca es una sucesión de viras fáciles.

            Las abundantes citas de piedras nos van elevando de faja en faja siempre muy próximos a la arista que alcanzamos en algunos momentos  para retornar de nuevo a la siguiente faja.

Casquete Somital Norte de la Suca.

            Transitamos alguna zona de placas de calizas ocres ya muy arriba, cuando se incorpora una arista de calizas claras que sube desde el oeste en un pequeño rellano de nuestra vía. Algún apoyo de manos para equilibrio más que otra cosa nos permiten ascender un último resalte un poco más erguido y nos deposita en la Cima de la Suca o Pico Inferior de Añisclo situada a 2802 metros de altitud cuando es la una del mediodía.

Cima de la Suca.

            En la alargada cima medio sitiada por las nieblas esperamos que se disipen un poco para hacer  alguna foto pero no tenemos futuro. Hay que tirar lo poco que se ve y rogar para que no se espesen más.

Cantaritos y polígalas dispersas en la Cima de la Suca.

             Se debe hacer una puntualización importante: con nieblas  no se debe andar por la montaña ni aunque se conozca pues a veces no sirve ni la experiencia. A pesar de ello, van dos de dos con nieblas en la Suca.

Zuquetas Punchuda y Roncha desde la Suca.

            Nos asomamos hacia el oeste en vano y recorriendo la cima de punta a punta nos asomamos a la arista que continúa al sureste. Vamos a darnos un garbeo por la Sierra de las Sucas  que se inicia con las Marías. Si ya lo hiciéramos con una niebla de cojones hoy con menos tiene que ser mejor y de paso veremos algo.

Arista Oeste de la Zuqueta Punchuda o María Occidental.

            Una arista medianamente inclinada y de andar nos va a permitir bajar fácilmente alrededor de 100 metros  para desde allí, siempre transitando calizas claras, iniciar el ascenso de la arista nordeste que nos situará con facilidad en la afilada Cima de la Zuqueta Punchuda o María Occidental situada a 2780 metros de altitud.

En la María Occidental o Zuqueta Punchuda.

            Nos ha costado media hora de punta a punta y a partir de aquí la tónica seguirá similar pero en disminución tanto para los desniveles a descender como los subsiguientes a ascender ya que se trata de una arista uniformemente descendente.

La Este de la Zuqueta Punchuda.

Hacia la Zuqueta Roncha.

            El inicio del descenso es un pelín más erguido pero no ofrece dificultades dignas de mención. Luego se alarga suavemente al encuentro de un collado amplio y similar al anterior para que con el cambio de marcha correspondiente ascendamos alrededor de 80 metros que nos depositan en la María Central o Zuqueta Roncha situada a 2757 metros de altitud.

Casquete Somital Oeste de la Zuqueta Roncha.

            Son las dos menos diez y nos sentamos a comer mientras seguimos contemplando las idas y venidas de las nieblas que ni se cierran ni se van para dejarnos otear paisaje a gusto.

La Oeste de la Zuqueta Plana.

            Media hora después continuamos arista adelante en descenso para alcanzar un tercer collado y remontar  una arista que alcanza un hombro y una suave pared orientada al norte que subimos con algún apoyo de manos y que nos deja en la Cima de la María Oriental o Zuqueta Plana situada a 2732 metros de altitud.

En la Zuqueta Plana.

            Las nieblas que han entrado durante todo el día del oeste siguen haciéndolo e incluso quieren ser más espesas cuando alcanzan el lugar en el que nos encontramos. Más allá al sudeste incluso se estratifican más bajas.

            Con este porvenir nos empezamos a plantear el abandono de la arista ya que llevamos mucho tiempo esperando que se disipen y parece que la evolución es en contrario.

            El descenso hacia el collado con la Monesma tiene algún paso en los que hay que apoyar las manos o quizás es que no buscamos el camino. Bajados unos metros la arista amable y suave se ahonda en busca de un collado sumido en las nieblas. Estamos sobre los 2550 metros de altitud y difícilmente imaginamos el diente con el que se inicia la Monesma. Así las cosas nos cuesta muy poco ponernos de acuerdo: le damos la espalda e iniciamos el descenso.

            Sé que la Zuqueta Plana es la más agreste de las tres y que en su día al iniciar el descenso desde la cima en dirección sur fuimos a parar a una zona de paredes que en medio de las nieblas nos invitaron a faldear hacia la depresión que arranca de entre María Central y la María oriental, en  camino coincidente con la idea de descender hacia Cuello Viceto. Ahora estamos más al sudeste todavía y nos vamos para abajo con la idea de alcanzar una zona comprendida entre los 2350 y 2450 metros de altitud que nos permitirá retornar con comodidad hasta Cuello Viceto. Son las tres de la tarde.
            Descendemos un par de corredores que permiten salvar su correspondiente par de resaltes siempre contando con la incertidumbre de no poder visualizar mucho más allá de donde nos encontramos y seguidamente iniciamos una travesía en dirección oeste con la intención de que sea suavemente descendente y nos lleve a la cota altitudinal esperada.

            Una serie de barrancos nacientes rellenos de nieve y situados entre crestones se oponen a nuestra pretendida dirección y nos obligan a llanear  con continuos sube y bajas sobre la cota 2450 metros. El fondo del Valle de Gurundué queda remoto y profundo y por arriba las nieblas no nos dejan orientarnos con lo cual habrá que perseverar en nuestro empeño orientados por lo que creemos que se trata de la verde Loma de Vasones.

            Un par de barrancos más allá aparece un potente resalte  que pasaremos por la base de sus paredes y desde allí visualizaremos un enorme rellano que nos permitirá acercarnos a nuestro objetivo que es Cuello Viceto. Bajamos pero no queremos hacerlo demasiado para no llegar al barranco y tener que terminar remontando.

Hacia Cuello Viceto.

            Pasamos una zona de depresiones con algún ibonciecho y atravesándola en diagonal asomados al borde visualizamos Cuello Viceto.

Cuello Viceto, Tozal de San Vicenda y Vasones.

            Una ladera de hierbas crecidas y suavemente descendente nos permite alcanzar el Praderío de Cuello Viceto situado sobre los 2000 metros de altitud. A estas alturas ya hemos visto, marcado en la hierba, el camino que hemos de tomar para volver a Plana Canal.

            El amplísimo collado está cubierto de hierbas altas y su firme revuelto por los jabalíes no tiene un metro cuadrado plano y está como siempre. Lo atravesamos de norte a sur y tomamos un camino que en suave ascenso  nos va a permitir alcanzar un amplio y verde collado situado entre el Tozal de San Vicenda que faldeamos por este y el Tozal de Vasones que es a donde nos dirigimos.

La Norte del Tozal de Vasones.

            El camino asciende la amable cara norte  pero a media subida faldea la cima por el oeste. Nosotros continuamos el ascenso de la cara norte hasta alcanzar la amable amplia y verde Cima del Tozal de Vasones situada a 2151 metros de altitud. Llueve en Ordesa y quieren caer gotas aquí cuando son las cinco y cuarto.

            El Tozal de Plana Canal que es nuestro paso último tiene de por medio el Barranco de Mallo Sasé  que se ahonda bastante presentándosenos dos opciones: una bajar al barranco para alcanzar la pista y volver con ella a la barrera y la otra consistente en dar un poco de rodeo descendente hacia la Forqueta Sorrivas y atravesarlo por la cabecera sin pérdida de nivel.

            Optamos por esta segunda opción y descendemos larga y suavemente por una ladera de verdura crecida que está un tanto resbaladiza ya que quiere gotear además de que ayer noche debió de llover algo y todavía no se ha secado.

            Nuestro descenso generalmente en dirección sur nos lleva a un cuello con vacas donde nos ponemos los cortavientos pues lleva un ratillo ya goteando  y desde allí, Juan rodea el Tozal de Plana Canal por el este y nosotros tomamos el camino que lo rodea por el oeste.

            Las gotas cesarán enseguida y terminados nuestros correspondientes rodeos nos juntamos en las inmediaciones de la Barrera de Plana Canal que es donde tenemos el coche. Son las seis de la tarde.

            Nos queda tarde para llegarnos con los sacos y demás hasta el Refugio de Plana Canal, darnos un remojón en un barranquillo próximo y descansar un poco mientras tomamos unas cervezas calientes con unas aceitunas y dejamos que se asienten los 1800 metros movidos.

            Luego cenamos con apetito una carne estofada que está de vicio y unos fideos chinos, comida algo sazonada que nos ayuda a beber para reponer líquidos además de fruta y dulces.

            Incluso lloverá un buen chaparrón pero no es problema para nosotros que nos empiltraremos sobre las esterillas para pelear largamente con la dureza del hormigón que casi no recordábamos en una larga noche agradable y cálida amenizada por la actividad roedora de un ratoncillo que está domiciliado en el refugio.

Para ver más fotos.

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